Por Salvador Pureco Espitia. Colaborador de la Sociedad de Ciencias Forenses en Baja California A.C. @socifobc.org
Ante una ola de violencia que lejos de disminuir, va en aumento. Se ha identificado a nuestro bello país como una sociedad que ha llegado a romantizar hechos violentos y actos criminales. Empezando desde los lugares menos esperados y ante el descuido de la sociedad en general. Desde una simple “mordida” al oficial de tránsito, hasta un delito de alto impacto.

Desde el seno familiar y lamentablemente no siempre a la vista de los padres o familiares directos, se ha vuelto común vivir con medios de comunicación que practican la apología del delito y que a manera de comedia y ficción, la música y el morbo, bombardean a una sociedad distraída e insegura, con perspectivas irreales y endulzadas del verdadero daño y el verdadero alcance de los actos criminales que se exhiben. Particularmente a las nuevas generaciones, quienes van formando su carácter y enriqueciendo su criterio.

Si bien, esta conducta y difusión no es algo nuevo, se ha ido incrementando y ha ido alimentando un círculo vicioso que cada vez alcanza más sectores de la población y corrompe a las nuevas generaciones. Todo ésto, sumado a la falta de credibilidad y autoridad con la que se asocia a los representantes del poder ejecutivo y con la mala imagen que se fomenta de los cuerpos policiacos en base a experiencias propias o relatos expuestos a través de diferentes plataformas; crea un sentimiento de supervivencia social que envuelve y corrompe a niños y jóvenes.

A la par de legislaciones que fomentan la libertad de expresión y la difusión de ésta a través de los nuevos modelos de redes sociales y de comunicación, se ha perdido la esencia de valores fundamentales y obligaciones cívicas que nos corresponden como sociedad y como patriotas, además de contaminar el verdadero concepto de Derecho. Volviéndonos presa del libertinaje social que cobija al país y que da entrada a “normalizar” actos que desfavorecen el orden social y la armonía de convivencia en nuestra comunidad.

Aunque no todas las reformas e iniciativas han sido malas e inservibles, considero desde mi perspectiva que la mayoría descuida puntos esenciales que pueden llegar a crear un verdadero andamiaje jurídico y social. Tales como modelos preventivos y de participación ciudadana que prioricen la inclusión de nuevas generaciones a proyectos motivacionales y recreativos desde una perspectiva cívica y contemporánea. Tratando de inculcar un nuevo modelo inspiracional basado en oportunidades educativas, deportivas, culturales y artísticas, que aporten un criterio sano y realista que combata directamente la cultura de violencia que actualmente se vive en el país y particularmente en nuestro libre y soberano Estado de Baja California. Reemplazando actividades virtuales que tienden al sedentarismo, por actividades prácticas que acerquen a los jóvenes al candor natural y a la convivencia fraternal entre seres vivos; fomentando la empatía.

Considero importante proponer iniciativas desde un enfoque jurídico, basado y
reforzado desde la criminología contemporánea. Identificando todos los factores de riesgo que atentan contra el libre y próspero desarrollo infantil y juvenil. Apoyándose en instituciones gubernamentales y sociedades civiles que desarrollan un trabajo excepcional en prevención de la violencia, prevención del delito, participación ciudadana, cultura de la denuncia, equidad de género, etcétera. En conjunto con la secretaría de educación, los institutos municipales para la juventud, el Instituto del Deporte y la Cultura Física de Baja California, entre otras.
Creando y ofreciendo una nueva cultura con mayor preparación académica, mayor cultura cívica y empatía por el prójimo. Reemplazando las ideas permisivas y condescendientes a la delincuencia y el libertinaje, por ideales basados en la moral, el respeto y el deber cívico.

Para concluir, me permito agregar la siguiente frase acreditada a un ilustre filósofo y jurista italiano que a pesar de vivir en una época donde la difusión de información era limitada y la sociedad un tanto conservadora, consideraba a la libertad como un importante mecanismo de prevención del delito, siempre y cuando estuviera acompañada de luz y conocimiento.
“¿Queréis prevenir los delitos? Haced que la ilustración acompañe a la libertad. Los males que nacen de los conocimientos están en razón inversa de la difusión de los mismos, y los bienes lo están en razón directa.”
CESARE BECCARI