Por Beatriz Aguilar

La etiqueta de víctima se le asigna a la persona que sufre un daño en su persona
o pertenencias por un hecho fortuito o deliberado, dependiendo el hecho y la gravedad de ese daño la sociedad se vuelve solidaria hacia esta, para las autoridades se requieren evidencias tangibles para poder asignan esa descripción y proceder con los medios legales que le ayudaran a subsanar y recuperar su condición inicial.
Víctima o victimización primaria la podemos experimentar todos en las diferentes modalidades delictivas en nuestra actual sociedad o en alguna catástrofe natural, incrementándose el daño si hay pérdidas humanas, lamentablemente no todas las personas lo asimilan de la misma manera, la recuperación de un hecho traumático demuestra la resiliencia que tiene cada una, la fortaleza les permitirá renacer de las cenizas “como el ave fénix”.
En nuestra sociedad hay personas que están más en riesgo de ser víctimas que otras, los niños, ancianos, personas en extrema pobreza o limitados estudios, esto los vuelve vulnerables ante cualquier acto delictivo deliberado, la inocencia, predisposición a la manipulación, intimidación o necesidad económica los podrá en charola de plata para los delincuentes.

Existe también la figura de la re-victimización o victimización secundaria, esta es cuando la víctima pasa por un proceso de cuestionamientos ante las autoridades, para declarar y defender su condición de víctima, las diversas instituciones y profesionales involucrados en hacer justicia, hacen que reviva una y otra vez el hecho traumático que la llevo a solicitar ayuda, en algunas ocasiones pasan por largos y tediosos tramites gubernamentales o molestos exámenes donde la víctima se ve minimizada y agotada por demostrar el daño recibido.
Esto puede referirse también a los delincuentes ingresados en los centros penitenciarios que son acusados justa o injustamente, purgando una condena que no logran asimilar, estos son despojados de sus más básicos beneficios como ciudadano, siendo arrastrado a un sistema de normas que vulnerara su ideal de justicia, egresando de estos centros con una sensación de rencor.
Otra figura que prevalece es la victimización terciaría, la cual es la discriminación por parte de la sociedad o familiares, ejemplo de ellos son:
Mujer violada al salir de una fiesta con amigos que sobrevive al hecho, es estigmatizada por estar fuera de su casa en altas horas de la noche o traer ropa reveladora, la sociedad justifica el que le haya pasado eso, como si fuera merecido.
El ex-convicto que recuperó su libertad, cumplió su tiempo en reclusión, ya pago su delito, pero al salir llevará el estigma del hecho cometido, muy a pesar de haber sido victimario, él se transformará en víctima, la sociedad no olvidará lo ocurrido y podrá ser aislado y en muchas ocasiones la familia lleva la misma suerte, se desintegra o se vuelve en su contra.

En el primer caso queda en evidencia que el daño paso a segundo término y la re-victimización terciaría prevalece, en el segundo ejemplo, no importará lo que haga el delincuente siempre será catalogado como tal, por estos hechos se crea un aura de resentimiento y la reinserción resultara más complicada.
Estar informados, ser empáticos y ponernos en el lugar de la víctima, permitirá un cambio en la mentalidad de la sociedad, aunado a la sensibilización de las autoridades en la dedicación y observancia de cada caso en particular, esto podría ofrecer cambios positivos a futuro de esta problemática.