Por Sergio Anzures , Director de Ajedrez Político.
Mexico el país de terror para mujeres y niñas.
La descomposición social ha llegado a los más altos niveles de alarma en todo el país.
La cifra de los delitos que son denunciados es mínima, por lo que en realidad lo que llegamos a conocer como denuncia formal es menos del 7% del todas de los delitos que no son denunciados conocidos como cifra negra.
Infanticidios, feminicidios, parricidio o cualquier tipo penal que califique, representa la muerte o asesinato de una persona.
Acreditar las agravantes o violencia por razón de género es lo que pone de cabeza a las autoridades que ante la falta de capacidad e instrumentos sólidos en las carpetas de investigación, los casos pueden caerse.
Fuentes comentaron a AJEDREZ POLÍTICO que en el caso de la pederastia que se refiere al abuso sexual que se comete en agravio de niños, y no a la pedofilia que refiere únicamente a la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente por los niños, aunque no abuse de ellos y que está igual de perverso en cualquiera de las conductas; se requiere darle una atención prioritaria.
Fátima la niña asesinada en el centro de la República, la cual fue llevada desde la escuela hasta el domicilio de un enfermo mental por la pareja sentimental de este, refleja el grave deterioro de un sector de la sociedad sometida a los abusos y consumos de drogas cuyas estadísticas son a la alza y nada alentadores para un Mexico que hoy exige justicia.
La co dependencia a la violencia o sometimiento a la misma por diversos factores es otro de los componentes alarmantes de esta grave descomposición social.
Fátima , un pequeña inocente fue asesinada salvajemente como otras más.
La sociedad se conmociona y exige justicia, sin embargo, a través del tiempo los legisladores no son capaces de por lo menos lograr empatar los códigos penales, pues mucho menos lo harán para generar leyes que puedan sancionar y atender de manera integral a la víctima, victimario y co dependientes del mismo para que puedan ser canalizados al sector salud, por ejemplo.
No existen acciones contundentes que permanezcan en la ley, -al margen de quienes gobiernen- que garanticen verdaderamente que las víctimas reciban justicia pronta y expedita en un país donde su pueblo todos los días la exigen.